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Tú también puedes hacer arte latte en casa

gonzalowicht

Actualizado: 18 dic 2020

En efecto, lo que señala el titular es cierto: tú también puedes hacer en tu hogar esta bebida tan agradable a la vista y, claro está, tan deliciosa. Y nosotros aquí te contamos cómo.


Para quién crea que el arte latte solo se puede disfrutar en una cafetería, se equivoca. En esta entrada te vamos a dar una guía rápida para que tú mismo lo puedas preparar en casa. Y así, te des el gusto cuando se te apetezca y por qué no, sorprendas a tus invitados con esta esta bebida deliciosa y de buena pinta. Ahí vamos.

Primero un repaso rápido de historia. Vamos, imagínate que tus amigos están en la barra de la cocina y en lugar de hablar de cualquier cosa, tú les vas contando sobre el arte latte. Te aseguramos que la impresión que se llevarán de ti será la mejor. Entonces, empecemos: el arte latte se popularizó en los años 80, en Estados Unidos, gracias a David Schomer (1956). Él no lo inventó, de hecho esto es un misterio, pero se encargó de desarrollarlo, promocionarlo, de perfeccionar algunas figuras patrón de leche que ahora forma parte del acervo de todo barista, etc. Schomer, técnico electrónico y meteorólogo de formación, en su cafetería Espresso Vivace en Seattle, capacitó a los baristas sobre esta técnica, incluso publicó un libro, en el que presentaba este tipo de café al público y le enseñaba a prepararlo.

Como ya te habrás dado cuenta, Schomer es un peso pesado en este tema. De ahí que sobre él se haya dicho que es tan influyente en el sector del café gourmet como Howard Schultz, CEO de Starbuks, lo es de la industria del café. En YouTube hay varios videos de él. Así que si tienes curiosidad por conocerlo o verlo preparar su arte latte e interactuar con sus clientes, échales un vistazo.


Arabica kaffee

La base del arte latte es un espresso preparado por una máquina del mismo nombre y que suelen tener las cafeterías. Es perfecto, particularmente por la capa de crema de café que se forma sobre la bebida. Sin embargo, si estamos en casa, es seguro que no lo tenemos (salvo algunos afortunados), por lo que debemos echar mano de lo que hay y, por supuesto, de nuestra creatividad.

Entonces, puedes preparar tu café en tu cafetera moka o también en tu prensa francesa. Luego viertes una pequeña dosis de la bebida en tu taza y la dejas en la mesa un momento reposar y pasas a trabajar con la leche, el segundo ingrediente para tu arte latte. La leche la echas en una jarra pequeña, luego la bates hasta crear espuma. Para ello, en el mercado hay espumadoras eléctricas y manuales, desde las más sencillas hasta las más complejas. Por último, convengamos que no la tienes, entonces lo que puedes hacer es utilizar tu prensa francesa. Echas allí la leche y bombeas presionando una y otra vez su émbolo o pistón. Verás cómo la leche se transforma.

Una vez con el café y la leche listos, te toca combinarlos y hacer tu diseño de rigor sobre la bebida. Así, en una mano coges la taza de café y en la otra la jarra con la espuma de leche, la primera debajo de la segunda. Luego viertes la leche haciendo círculos e inclinando ligeramente la jarra, luego acercas su pico hasta tocar la boca de la taza y luego la vuelves a separar ligeramente. Esto parecerá irrelevante, pero no es así. Se tiene que tener tacto para no mezclar con violencia la leche con el café, porque de hacerlo, el café va a quedar en el fondo de la taza y la idea es que se eleve, para dibujar sobre ella.

El último paso de tu arte latte es crear tu diseño sobre el café. Son dos las figuras patrón que te vamos a enseñar: el corazón y el tulipán. Empecemos por el corazón. Para dibujarlo, en el tramo final en el que estás echando la leche al café, acercas el pico de la jarra en el centro de taza, luego lo elevas y lo llevas para adelante, cortando con el chorro el círculo de leche que se había formado con el vertido de hace unos segundos. Y listo.

Para el diseño del tulipán, igual: en el tramo final del vertido, acercas el pico de la jarra y vacías una porción de leche, luego repites la operación pero en menor cantidad en el medio de la taza. Y por último, en el otro extremo de taza, lo repites pero en una dosis más pequeña y al final, sin dejar de vaciar el líquido, llevas por delante la jarra cortando con el chorro las tres ondas que se habían formado con los vertidos que habías hecho. Y ¡voila! Dirás: escribirlo es fácil, pero hacerlo…En efecto, no es sencillo, aunque parezca. Pero es la práctica lo que hace al maestro. Así que si intentas una y otra vez, acabarás por dominar la técnica.

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